El reto del cuidado de heridas y la cicatrización
viernes, 4 de abril de 2025
_935.jpeg)
El reto del cuidado de heridas y la cicatrización
QF Diego Umpierrez
Tiempo de lectura: 8 minutos
La piel es nuestra barrera protectora, el órgano más grande de nuestro cuerpo y la primera línea de defensa contra agresiones externas como bacterias y contaminación. Mantener una piel sana nos permite sentirnos cómodos y saludables en nuestro día a día; sin embargo, muchas veces no le damos la atención que merece hasta que sufre una herida o una afección visible. Cuidarla adecuadamente, preserva los aspectos estéticos y también es una necesidad esencial para preservar nuestra salud y bienestar.
Las heridas, desde pequeños cortes hasta quemaduras o cirugías, interrumpen la barrera cutánea y requieren un cuidado especial. Para esto, es clave realizar cuidados inmediatos y también proteger la piel en proceso de regeneración para evitar infecciones y mejorar la cicatrización.
Acciones que marcan la diferencia
Dependiendo del tipo de herida podemos hacer diferentes cosas para que sanen a tiempo y que la huella sea la menor posible. Es importante saber que no es lo mismo tratar un corte que una quemadura o un raspón, la lesión en la piel es diferente y por lo tanto los cuidados deben ser diferentes.
Cuando nos enfrentamos a una cualquier herida en la piel, lo primero es no desesperar y poder evaluar qué tan grande es la lesión para decidir si se puede tratar en casa o requiere asistencia de un equipo de salud. De todas formas, hay algunas acciones generales que pueden hacer la diferencia:
Lavar la herida con agua limpia y jabón neutro, a temperatura ambiente.
Evitar manipular la herida para no alterar la formación de piel sana.
Evitar el uso de cremas sin la debida indicación médica. Las cremas contienen distintos compuestos activos que deben ser usados en momentos específicos del proceso de curación y cicatrización
Usar productos regeneradores como cremas con centella asiática, aloe vera o rosa mosqueta, pueden ayudar en el proceso de cicatrización dependiendo del tipo de herida.
Proteger la zona del sol para prevenir hiperpigmentación y marcas permanentes.
Cortes y raspones: cómo tratarlos en casa
Lava bien tus manos. Antes de tocar la herida asegúrate de que tus manos estén limpias para prevenir infecciones.
Limpia la herida con agua y jabón. Usa agua corriente y un jabón suave para eliminar suciedad y bacterias. Evita el uso de alcohol o agua oxigenada, ya que pueden irritar la piel.
Detén el sangrado. Aplica una gasa limpia o un paño estéril con ligera presión hasta que el sangrado se detenga.
Aplica un antiséptico. Usa soluciones antisépticas (por ejemplo soluciones de yodopovidona, o clorhexidina) para desinfectar la zona y reducir el riesgo de infecciones.
Cubre la herida. Usa una gasa o un apósito estéril para proteger la herida, especialmente si está en un área expuesta al roce o la suciedad.
Cambia el vendaje regularmente. Revisa la herida todos los días y reemplaza el apósito según sea necesario.
¿Tapada o descubierta?
Las heridas se curan tapadas, pero es necesario hacerlo con el apósito correcto.
La elección del apósito adecuado para cubrir una herida depende de factores como el tipo de herida, el riesgo de infección y el estado general del tejido afectado.
Los apósitos no adherentes son ideales para heridas abiertas, raspaduras y cortes superficiales. Están diseñados para no pegarse a la superficie de la herida, permitiendo que esta drene adecuadamente. Son adecuados para heridas limpias y se pueden combinar con antisépticos para evitar infecciones.
Los apósitos hidrocoloides están compuestos por materiales como gelatina, pectina o carboximetilcelulosa que, al entrar en contacto con el exudado (líquido) de la herida, forman un gel húmedo que promueve la cicatrización. Este ambiente húmedo favorece la regeneración del tejido y reduce el dolor. Son útiles en úlceras superficiales y abrasiones. Además, proporcionan una barrera protectora contra microorganismos y requieren realizar menos cambios de apósitos.
Por otro lado, los hidrogeles están diseñados para heridas secas o con tejido muerto (necrótico). Contienen un alto contenido de agua y ayudan a mantener la herida húmeda, lo cual facilita la desbridación (eliminación de tejido muerto) y promueve la cicatrización. Son especialmente efectivos en quemaduras menores o heridas deshidratadas.
Los apósitos de alginato están fabricados a partir de algas marinas y se utilizan principalmente en heridas con exudado abundante. Son altamente absorbentes y forman un gel cuando entran en contacto con el líquido de la herida, lo cual ayuda a mantener un ambiente húmedo adecuado para la cicatrización. Este tipo de apósito es ideal para heridas profundas, heridas infectadas o aquellas que presentan sangrado.
Los apósitos de espuma son ideales para heridas con exudado moderado a abundante. Están diseñados para absorber grandes cantidades de líquido sin desintegrarse, lo que permite mantener la herida limpia y protegida. Además, proporcionan un aislamiento térmico que favorece la regeneración del tejido. Este tipo de apósito es comúnmente utilizado en heridas quirúrgicas, úlceras por presión y laceraciones extensas.
Las gasas esterilizadas son un tipo de apósito tradicional ampliamente utilizado por su disponibilidad y bajo costo. Se emplean para limpiar, cubrir o proteger heridas menores. Sin embargo, pueden adherirse a la herida si no se humedecen adecuadamente, lo cual puede causar dolor al retirarlas y potencialmente dañar el tejido en proceso de cicatrización.
Finalmente, los apósitos antimicrobianos están diseñados para prevenir o tratar infecciones en heridas que tienen un alto riesgo de contaminación. Incorporan agentes antibacterianos como plata, yodo o clorhexidina que ayudan a reducir la carga bacteriana en la herida. Este tipo de apósito se utiliza principalmente en heridas crónicas, quemaduras o lesiones que presentan signos de infección.
¿Cómo acudir a un profesional de salud?
Si notas alguno de estos signos, es momento de consultar a un médico:
Sangrado excesivo o que no se detiene en 10 minutos.
Signos de infección: enrojecimiento intenso, hinchazón, calor, pus o mal olor.
Heridas profundas o con bordes abiertos que puedan necesitar sutura.
Mordeduras de animales o heridas con objetos oxidados, ya que podrían requerir medidas de prevención adicionales como la aplicación de la vacuna antitetánica.
Quemaduras graves o ampollas extensas que cubran zonas sensibles como cara, manos o genitales.
Heridas que no cicatrizan después de una semana.
No es lo mismo a cualquier edad
En primer lugar, la estructura de la piel cambia con la edad. En los niños, la piel es más delgada y delicada, especialmente en los lactantes, lo que la hace más susceptible a lesiones. Sin embargo, generalmente cicatriza con rapidez debido a la mayor actividad celular y mejor circulación sanguínea. En adultos jóvenes, la piel conserva una buena capacidad de regeneración y cicatrización rápida gracias a un metabolismo eficiente y adecuado flujo sanguíneo. Por otro lado, a medida que crecemos la piel se vuelve más delgada, seca y menos elástica. La disminución de la vascularización y la producción de colágeno retrasa la cicatrización y aumenta el riesgo de infecciones o complicaciones. También factores como la respuesta inmunológica varían con el correr de los años, es por ello que se debe tener especial cuidado en la prevención de infecciones en las heridas de adultos mayores.
Otro factor a considerar son las condiciones de salud preexistentes. La diabetes, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares dificultan el proceso de cicatrización. Además, el uso crónico de ciertos medicamentos, como corticosteroides o anticoagulantes, puede interferir con la recuperación adecuada de las heridas.
En particular, el cuidado de heridas en personas que padecen diabetes presenta algunos desafíos adicionales:
Cicatrización más lenta: Las personas con diabetes pueden tardar el doble o más en sanar comparado con personas sin diabetes.
Mayor riesgo de infección: La circulación deficiente y la hiperglucemia comprometen la respuesta inmunológica.
Mayor riesgo de úlceras: Especialmente en los pies, donde la neuropatía secundaria a la diabetes puede hacer que pequeñas heridas pasen desapercibidas hasta que se complican.
Atención especializada: En casos severos, se recomienda tratamiento con podólogos o especialistas en heridas.
Cicatrices: marcas con historia
El tiempo de cicatrización varía considerablemente a lo largo de la vida. En los niños, el proceso de cicatrización suele ser más rápido debido a un mayor ritmo metabólico y una regeneración celular eficiente. En los adultos el ritmo de cicatrización puede verse afectado por factores externos como el estrés o una dieta deficiente. En particular en los adultos mayores, la cicatrización se torna más lenta debido a la disminución de la renovación celular, la menor producción de colágeno y alteraciones en la circulación.
Las cicatrices son el resultado natural del proceso de curación. Algunas desaparecen con el tiempo, mientras que otras pueden quedar como testigos de experiencias pasadas. Aunque muchas personas buscan reducir su apariencia, es importante tener presente que no hay nada malo en ellas.
Cuidado extra para una cicatrización óptima
Mantén la herida hidratada con productos específicos que favorezcan la regeneración.
Evita la exposición al sol para prevenir manchas y cicatrices visibles.