Tabaquismo: cuando el humo interfiere más de lo que pensás.

martes, 29 de abril de 2025

Tabaquismo: cuando el humo interfiere más de lo que pensás.

Cuando el humo interfiere más de lo que pensás

QF Diego Umpierrez

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

¿Sabés que el tabaco puede interferir con el tratamiento farmacológico?

El tabaco y las sustancias químicas que se producen en la combustión al fumar, pueden producir interacciones con los medicamentos que estés usando. Es común escuchar de los perjuicios que tiene el tabaquismo sobre enfermedades infecciosas que afectan directamente el sistema cardiopulmonar como el cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y los problemas cardiovasculares. Sin embargo, lo que muchas personas desconocen es que fumar también puede alterar el efecto de varios medicamentos que se usan a diario para tratar otras enfermedades. Esta interacción puede reducir la eficacia de los tratamientos o aumentar el riesgo de efectos adversos, afectando seriamente la calidad de vida de quienes fuman y tienen alguna enfermedad.

A continuación, te contamos cómo el tabaco puede interferir con tus tratamientos médicos y por qué es fundamental considerar esto si estás bajo medicación crónica.

Tabaquismo y enfermedades cardiacas: una combinación peligrosa

Las personas con hipertensión, insuficiencia cardíaca o antecedentes de infarto suelen tomar medicamentos, es muy frecuente tener indicados más de dos de ellos. El tabaquismo puede interferir con su acción de varias maneras:

  • Aumento del riesgo de coágulos: Fumar favorece la formación de coágulos y reduce la acción de medicamentos anticoagulantes como la warfarina.
  • Efecto reducido de algunos antihipertensivos: La nicotina estimula el sistema nervioso simpático, lo que puede contrarrestar el efecto de medicamentos destinados a bajar la presión arterial.
  • Interferencia con medicamentos para reducir el colesterol : El tabaco puede reducir su eficacia y, al mismo tiempo, agravar el daño vascular que estas buscan prevenir dado que pueden promover la formación o el agrandamiento de las placas de ateroma.

Asma y Alergias: el humo que complica el tratamiento

El humo del cigarrillo es un irritante potente que agrava los síntomas respiratorios y puede reducir la efectividad de medicamentos como:

  • Medicamentos que se usan como preventivos (o corticoides inhalados): Utilizados comúnmente en el asma, pueden perder eficacia debido a la inflamación persistente provocada por el tabaco, debiendo aumentar su dosis o cambiarlos por otros de mayor potencia.
  • Antialérgicos: Aunque su efecto no se altera directamente, el daño crónico de las vías respiratorias causado por el tabaco puede hacer que los síntomas alérgicos persistan o se agraven.

Salud mental y medicación psiquiátrica

Uno de los aspectos menos conocidos del tabaquismo es su impacto sobre los tratamientos con psicofármacos. El humo del tabaco activa ciertas enzimas hepáticas que pueden acelerar la eliminación de algunos medicamentos, haciendo que estos pierdan efectividad.

  • Antidepresivos y antipsicóticos: Medicamentos como la clozapina, la olanzapina y algunos antidepresivos del grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ser menos efectivos en personas fumadoras.
  • Mayor riesgo de recaídas: Debido a que el tabaquismo puede interferir con la estabilización del tratamiento, aumenta el riesgo de descompensaciones o recaídas en personas con trastornos del estado de ánimo o esquizofrenia.


Diabetes: el cigarrillo no perdona

El tabaquismo empeora el control de la glicemia y aumenta el riesgo de complicaciones vasculares. Además, puede:

  • Interferir con la acción de la insulina: Fumar puede generar resistencia a la insulina, haciendo más difícil controlar los niveles de azúcar en sangre.
  • Aumentar el riesgo de hipoglucemias o hiperglucemias impredecibles: Por cambios en el metabolismo y la absorción de medicamentos a nivel intestinal, hepático y renal.


Anticonceptivos y tabaquismo: una combinación de alto riesgo

El uso de anticonceptivos orales combinados (estrógenos y progestágenos) en mujeres fumadoras incrementa significativamente el riesgo de eventos trombóticos como tromboflebitis, embolia pulmonar, infarto agudo de miocardio e ictus. Este riesgo es especialmente alto en mujeres mayores de 35 años y en aquellas que fuman más de 15 cigarrillos al día. Por ello, se recomienda enfáticamente dejar de fumar al utilizar anticonceptivos orales para minimizar estos riesgos.

Tabaquismo y tratamiento del VIH: una combinación que requiere atención

El tabaquismo atenta contra la salud de todo el mundo, pero es especialmente peligroso para las personas con infección por VIH. Fumar aumenta considerablemente su riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, cáncer, enfermedades e infecciones pulmonares graves como la neumonía y otras enfermedades.

Además, fumar puede disminuir la eficacia de la terapia antirretroviral, lo que afectaría seriamente el éxito del tratamiento en la reducción de la carga viral afectando el control de la enfermedad.

Por otro lado, los medicamentos para dejar de fumar tienen pocas interacciones con los medicamentos para el VIH, siempre es importante consultar con un proveedor de cuidados de salud antes de iniciar cualquier tratamiento.

¿Qué hacer si fumás y estás bajo tratamiento con medicamentos?

  1. Hablá con tu médico o un químico farmacéutico: Es importante que sepan si fumás y cuánto, para ajustar correctamente tu medicación.
  2. Evaluá opciones para dejar de fumar: Existen tratamientos efectivos y seguros que pueden ayudarte a dejar el tabaco de forma progresiva y sin afectar tu tratamiento actual.
  3. Monitoreá los cambios al dejar de fumar: Algunas dosis de medicamentos pueden necesitar ser ajustadas una vez que reduces o abandonas el cigarrillo.

Comentá con tu médico o un químico farmacéutico el hecho de que fumás. Para poder cuidar tu salud de la mejor manera es necesario conocer los hábitos reales, aunque no sean los ideales.